VISITA DE ZEUS
Hace tanto que se encuentra divagando por la anchura del territorio
hostil, que cree conocerle hasta la exosfera, corteza, el núcleo y la
hidrósfera; más es ambivalente ante la condición humana. Sólo basta mirarlo y
se retuerce en admiración, palabras ensalzadoras brotan cual chorro de fontana;
los mensajes enaltecen el ego, pero basta que hagas un movimiento de 45 grados,
eres el bárbaro de la creación. Has subido hasta donde la águilas no se
atreven, para caer a las profundidades del averno.
Se posa la mirada confusa sobre un
torbellino aparecido en el rincón; ve sorprendido la manera en que se
desaparecen los gusanos, la abeja revoloteadora, una mariposa cromática el
zumbido de tras de ella, la lagartija hizo el esfuerzo para no ser absorbida,
no quedando ni el rastro; la avispa amarilla (chepa) asentó el aguijón y
desapareció. Caminó lentamente… tambaleante… con un inmenso interrogante ¿qué
estaba pasando? A la entrada del remolino dos pequeños letreros: izquierda
regreso al pasado; derecha incursión por el futuro. Mientras veía irse a los
vacíos seres diligentes, la duda lo asaltó ¡Era el túnel del tiempo! Concurrían
los cambios tan violentos y tan grande su desadaptación, que se fue por la
izquierda.
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