PAISAJE DE SANTA ELENA
Es fácil explotar la ambición humana,
por lo menos así lo demuestran un grupo de delincuentes (sicólogos ellos), que
hicieron racho aparte de los malhechores, aquellos, no utilizan violencia ni a
las personas ni a las cosas. Emplean eso sí, la estupidez del hombre al creerse
que él, es el más astuto, el sabe lo todo. Este tipo de forajidos en su
mayoría, son personas con mayoría de edad, acostumbran situarse en las
terminales de buses, ahí, vienen sus presas, con tan sólo una mirada y ya saben
que ese, le dará la alimentación de la numerosa prole. Mimetizados según la
ocasión, abordan a la víctima, ya sea con el quinto ganancioso o con cualquiera
de las modalidades tramposas en se especializan.
El escogido, siempre, es un semental, que cree
que después de él el cielo. Conoce al
inventor del hilo negro, en qué lugar ponen las garzas, es ambicioso, por plata
vende a la mama. En ese petulante, engreído, empieza la labor de “toquero”, le
va buscando el punto débil ofreciéndole ganarse grande suma de dinero o lo
trabaja, haciéndose el bobo, pues no conoce la ciudad y se quiere ir pa’ su
pueblo, que le vende el quinto ganancioso por una cifra infinitamente inferior
¡Tome! Le rapan hasta el último centavo, sin que el “vivo” se dé cuenta hasta
que lo va a reclamar. Salen a decir que le dieron burundanga, cuando en verdad
explotaron la ambición desmedida del hombre.
Ser prudente es bueno y mucho más la
humildad. Hay “vivos” que se pisan los testículos y “bobos” que se asolean en
el arenal.
Alberto.
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