MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 3 de agosto de 2011

QUÉ TRANQUILIDAD...




Foto Carlos Múnera.
"Paga el mal con bien, porque el amor es victorioso en el ataque e invulnerable en la defensa". Lao-Tsé.


El niño había llegado de la escuela cargando la maleta con unos pocos cuadernos. La madre le tenía servido espumoso chocolate acompañado de quesito y arepa calentada en el fogón de carbón; le había untado mantequilla campesina lo mismo al pan. Cuando hubo descansado lo envió a casa de Misiá Florentina que quedaba diagonal. La puerta estaba abierta pero a él, le enseñaron que debía tocar. Así lo hizo. La saludó con cortesía y se quedó esperando que le entregara una pequeña olla con mazamorra. Se despidió y agradeció el obsequio. Por aquellos tiempos cuando aún el diablo estaba pequeño se acostumbraba intercambiar viandas, era un hecho normal entre vecinos.

Foto Carlos Múnera.


Recostado sobre la cama no sabía si recordar el pasado fuera malo, pero se dijo: ¡Es peor el olvido! Se le vino a la memoria en ese instante, las casonas de antaño con sus puertas anchas trancadas por dentro con aldabas de hierro, las ventanas con cortinas de crochet, con un estrado donde las mujeres atendían al novio separados por los barrotes en madera torneados; los tejados enegrecidos por el tiempo, zócalos pintados del color de la puerta, É l no quería olvidar aquellas salas amplias con el daguerrotipo familiar; cuadros con la estampa de hijos e hijas que tomaron el camino religioso. Sobresalía el de los abuelos retocados y vestidos a la usanza: Mantilla, moña, peineta ella, él, con su sombrero, bigote espeso, camisa blanca almidonada, carriel terciado desde el hombro izquierdo. No podía olvidar cuando llegaban la visitas. Ningún niño podía permanecer en la habitación, era cómo sí se fuera a presentar una película xxx de hoy. La voz del padre se hacía escuchar: ¡Todos ustedes a dormir! Ésto nos llenaba de curiosidad. ¿Qué estará pasando allí? Se trataba por todos los medios de averiguarlo, pero por las paredes solo murmullos alcánzabamos a escuchar o una que otra risotada que creaba más ansiedad: No falta allí la imagen del Corazón de Jesús en el centro adornado con flores del jardín casero y alguna luz que lo iluminara.


Después de haber ingerido el alimento vespertino, se congregaba toda la familia a rezar el Rosario para dar gracias a Dios por los que la conformaban sin dejar de pensar en los ausentes...y los vecinos. ¡Era tan patente el recuerdo, que se alcanzaban a oír las letanías!

1 comentario:

  1. Sí... es malo recordar... Pero es peor el olvido!!! Y cómo yo no quiero que me olviden.. por aquí ando reportandome... Saluditos Don Alberto!!! Muy lindo escrito.. y huy... me causo intriga eso de los bigotes espesos!!! jejeje

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