Delanteros del Deportes Copabana.
El deporte contribuye a la salud y al bienestar social.
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reo no equivocarme, en el país no existían canchas
iluminadas. En el barrio la Asunción, limitando con el río Medellín y donde la
quebrada Piedras Blancas, depositaba sus caudalosas aguas, la Junta de Deportes
construyó la cancha Camilo Torres. Con el correr del tiempo y después de ser
inaugurada con pompas y reina de belleza de por medio, nació la idea de
iluminarla para que la gente tuviera un vehículo de esparcimiento nocturno.
Todo se puso en marcha. La familia Hernández, propietaria de una empresa que
construía lámparas, donó el alumbrado y con recolección de fondos entre la
población en la que hacían aparición bailes en que se cobraba por danzar con la
reina en forma de subasta, se pudo colocar bancas para que los hinchas se
acomodaran a presenciar el espectáculo de multitudes, que en la comarca, era
pasión de chicos y grandes.
Llegó la hora del primer encuentro. Por las calles
adyacentes, desfilaban todo tipo de curiosos, hasta las familias prestantes,
que muy poco o nada sabían de fútbol, pero pudo más la curiosidad que el
conocimiento; descendían mujeres mayores y niñas que siempre miraron por el
rabillo del ojo ese deporte en que 22 jugadores se disputan un balón.
Deportes Copacabana 1959.
Una sube brisa matizaba el ambiente. Las luces iluminaban
el contorno y se reflejaban en la galería de sauces sembrados a la orilla del
río, que pareciera que hacían reverencia a la multitud, con sus movimientos
sensuales. De la población cercana de Bello, el equipo de Pantex y el Deportes
Copacabana se enfrentaron en encuentro amistoso, haciendo las delicias de
multitud de concurrentes que aplaudían a los jugadores, que con el sudor
remojaban el incipiente césped de la cancha y creaban en la imaginación del
niño el querer emularlos y algún día, llegar a corretear con un balón sintiendo
el aplauso de todo un pueblo, al amparo de las luces de la Camilo Torres.
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