Almacén de los Hernández calle del Comercio Copacabana.
“Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la
padecen. “Camilo José Cela”
¿Quién no le gusta la
buena vida? Creo que a muy pocos. El sibaritismo, es tan antiguo como la misma
humanidad. Pero en la actualidad en las mismas familias, han hecho de ese tipo
de vida una apología al enseñar a sus críos, que para llegar al paroxismo de la
vida muelle, se debe explotar las debilidades ajenas. Saber llegar y en el
momento oportuno, es la “virtud” de los avispados, que quieren todo, eso sí,
sin el mayor esfuerzo.
Aparecen en los
entierros, sin importarles quien es el muerto. Lloran desconsolados y abrazan
hasta la muchacha del servicio a la espera de que salga la primera tanda de
deudos a comprar aguardiente en la tienda de la esquina. No tienen ni idea de
la pareja de recién casados y aplauden en la iglesia cuando los novios desfilan
hacia el atrio, se hace invitar a la fiesta pues dice conocer a los antepasados
de ambos; come y bebe y desaparece en el momento que llegan las preguntas.
Abraza al político de turno y le dice que en su comuna le ha conseguido más de
trecientos adeptos para la causa. Diario bebe, asiste a banquetes, consigue
hasta segunda muda; da órdenes y se pierde en la hora de saber, que están a
punto de descubrirlo en la mentira.
No puede estar ausente
en los reinados. En esos sí se pega más que mierda en alpargate. Es un campo
florecido de bobos, engreídos, petulantes, donde puede caminar a sus anchas.
Besa a todas las candidatas, baila con ellas, les acrecienta el ego cuando le
dice al oído: ¡Tú serás la reina! Les lleva ramos de flores conseguido en los
jardines de las lápidas de los cementerios; en la noche de coronación se hace
maestro de ceremonia y pide aplausos para la elegida.
Lo que se encuentra en un carriel prenda antioqueña.
Así se pasa la vida, en
busca de oportunidades que le brinda la ingenuidad del género humano.
Durante la semana anda
vestido de cachaco para que crean que es un ser trabajador; domingos y festivos
camisa por fuera, pantalón de dril y tenis a la moda, pues está disfrutando de
un ‘merecido’ descanso.
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