MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 5 de febrero de 2014

LA FALTA DE FAMILIA

La tristeza del abandono

Mis amigos hipertensos

Desde el Homo Sapiens, que era una especie de primate de la familia de los Homínidos, la fortaleza de los grupos se debe a la unión de personas emparentadas entre sí, que hacen de ese núcleo, una fortificación contra el bien y el mal. El dolor es de todos y las alegrías las reparten equitativamente. “conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o tendencia común”, como lo manifiesta el diccionario, es la manera sublime en que un conglomerado se enfrenta contra las adversidades y sale avante. Sin esa férrea coalición, el destino tiende al fracaso y el caos.
Nuestra cultura en el pasado, hacía gala de ese fortín hogareño, con una cabeza pensante y de abolengo, que derramaba ejemplos de honestidad y respeto sobre la descendencia, antes de conocer la riqueza u otras minucias de la ambición humana. La urbanidad, era entronizada en las mentes de cada vástago naciente a la par del seno materno, para que la huella fuera imborrable en el transcurrir del tiempo; como des fortuna de la no convivencia en paz; fueron apareciendo factores negativos que dieron al traste con la armonía de la estirpe: el feminismo incorrecto y mal entendido, introdujo rebeldía, alejamiento de las normas de sana convivencia en el hogar, con la consecuencia de hijos al garete, yendo a la deriva sin ninguna dirección. La soledad de una alcoba y la falta de ternura, le dio paso a mentes delictivas, egoístas y frustradas que buscaron en los Laptop, Ipad, Tablet, MP3, Notebooky, Smartphone, el refugio de unos tentáculos embrutecedores y posesivos, ensombrecedores, cual nubarrones que no permiten ver el horizonte y sí, el infierno dantesco del final apocalíptico.
Aparecieron corrientes de libres pensadores, con atiborramiento de normas que sobrepasaron los derechos, manera de asesinar el respeto y la convivencia en cada ley emanada; los conflictos tomaron tenencia en las personalidades endebles y cada uno da su propia interpretación y la convierte en derecho.
No es verdad que el tiempo pasado haya sido mejor, ni que el presente es un absurdo, pero sí de ambos, encontráramos la forma de unir los lazos que atan las maravillas de la armonía de los seres, el futuro se podría observar resplandeciente y los niños dejarían ver de nuevo una sonrisa plácida y sin amargura en el porvenir.
“Es justicia, no caridad lo que está deseando el mundo.” (Mary Shelley)



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