MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 2 de abril de 2014

ESO DE LOS ANCESTROS

Ferrocarril de Antioquia (desaparecido)

Nos llega por el conducto directo de la sangre, todo lo bueno y malo del antepasado creador del apellido. Eso de los genes, que es la secuencia de ADN que constituye la unidad funcional para la trasmisión de los caracteres hereditarios, es bien fregado. Uno que no sabe ni someramente quien fue ese antepasado, que le agregó al nombre un apellido, tomado de su trabajo cuotidiano, de la calle donde vivía, de algo llamativo fuera un árbol, flor o cualquier otra bobada; nos dejó su herencia para toda la vida y…un día más. Ese personaje desconocido y perdido en las tinieblas del tiempo, impregnó de su sabia, al resto de descendencia con todas sus cualidades y defectos en la misma forma que lo hace el aceite cuando se derrama.
Había que ver en aquellas familias numerosas de antaño, como no podía faltar entre un capullo de hijos, que sobresalían por el buen comportamiento, el brotar de una espina. Era aquel hijo calavera, a quien todos llamaban (y llaman), la oveja negra de la casa. Al unísono el conglomerado, manifestaba, que no era posible que de semejante patriarca y de esa matrona, hubiera aparecido semejante esperpento, que de virtud no conocía ni por el forro. Tenía dentro del ser, todas las depravaciones de que se haya colmado el infierno de Dante; en ese instante es que aparecen los vestigios genéticos de que se está conformado. Cuando nuestro tronco, se une a otro diferente, se entremezclan los genes y los que llegan, ponen su parte para aparecer en el futuro de la manera irreconocible que la gente, no alcanza a entender. Sucedía en las familias de otrora, que se casaban entre los mismo de estirpe, evitando de esa forma, que la sangre se mezclara y llegara así, la disolución del linaje, del cual se sentían orgullosos y no querían compartir. Mucho se ha dicho, que de aquellas uniones por el parentesco, en los hogares, no podía faltar el despistado, el bobo comelón, la muchacha casquivana, un delincuente y el loco de amarrar; pero, para decir la verdad, se encuentran los estudiosos de esos asuntos, en los que entra la medicina y los genealogistas íntegros, rectos e intachables, que no tergiversen  la verdad por unos cuantos pesos.

Tranvía de Medellín antiguo

Existe la maligna confusión, de creer, que son de abolengo, sólo aquellos que tienen chequera bancaria, haciendas con H o sin ella, una casa de varios pisos en el centro del pueblo o en el mejor barrio de la ciudad; los que asisten al club social, los que escuchan ‘música culta’ porque da postín, pero que en llegando la noche, se emborrachan con el parnaso de melodías tristes y quejumbrosas como cualquier hijo de vecina, cuando la bebida espirituosa, le hace brotar a torrentes la mezcolanza de negro, indio y blanco, que conforma nuestra idiosincrasia, que no se borra ni arrancando el cuero. 


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