MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 23 de abril de 2014

PENSAMIENTOS


Alegría del hogar
Se han ido pasado los años, con pequeña disciplina algunas veces y, otras, completamente alejado de la razón. Eso hace pensar, que, es más que un milagro llegar a la antesala de la etapa de la decrepitud, en buena disposición anímica. Claro, con pocas expectativas de futuro; de éstas, se ha apoderado el recuerdo que cada amanecer se fortalece, sea quizás el que aún le brinde posibilidades de vida.
Era el tiempo lejano de primavera sin invierno, en que el corazón se llenó de amor, pasando antes, por la mirada escrutadora. Se habían visto primero, la composición sensual de la anatomía femenina, el deleite de unos labios pulposos o la mirada de unos ojos picaros y traviesos que se escondían detrás de unas cejas naturales y abundantes que se adormecían con nuestra presencia, en buena parte, insinuando un tímido deseo, sin llegar a la vehemencia que daría al traste al pudor inculcado en el hogar. Los requiebros no podían terminar de otra forma, que en unión nupcial. Con el correr de los años, los dos se convierten en uno. El pensamiento es compartido y una lágrima es el dolor de ambos. La alegría se rebosa hasta el infinito, para caer exhaustos en el regazo de la gratitud, olvidándose del girar del mundo y sus veleidades. Es el amor verdadero que cantan los poetas en las musas, inspirados por la noche estrellada y clarificada por la luz pálida de la luna llena que despunta detrás del horizonte. Los besos se refugian en la ternura, comprensión y perdón. No se “hace el amor”, se tiene en el corazón, disfrutándolo cómo quien degusta de maravilloso manjar, que se saborea por largo espacio.
La existencia en su natural transcurrir, va royendo todo a su paso, igual al ácido lo hace con el metal. Los cabellos azabaches que retozaban con la brisa, se convierten igual que la nieve que viven perpetua en escarpados riscos; la tez suave y acariciadora, le da paso a aglutinantes arrugas, delimitantes de épocas y dibujo de los años. Sólo permanece incólume, sin grietas, el afecto nacido en el rincón del alma que crece igual que “la sombra cuando el sol declina”, expresión hermosa del bardo en colaboración al parnaso.


Amor al pasado
Ha llegado el maligno instante, en que se comienza a aparecer sombras, incertidumbres y porqués. Ese sentir, de que las cosas se acortan, el supremo momento, no está lejos; se encuentra ahí a la vuelta, tan cerca que se puede palpar. Se mira ese otro yo que ha compartido sin avaricia la frecuencia de su vida en entrega absoluta y al verla declinar, el temblor del miedo y la tristeza, cobijan el sentimiento de la angustia de perderlo; se sabe, que saldrá igual que el agua por entre los dedos al quererla aprisionar desde su cauce. El estremecimiento de pavor encuentra el paliativo en el abrazo y beso, al nuevo amanecer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario