Todo se ha ido
Es bien raro lo que
acontece con la memoria, cuando los años se han venido encima. La bien
condenada deja ver con meridiana claridad, por instantes, hechos acaecidos en
el ayer, mientras oculta otros, dejándonos una inquietante ansiedad, al no
poder continuar de forma armónica, hilvanando los acontecimientos vividos en el
despunte ingenuo de un largo camino. Se puede ver una travesura, sentir el
temor, no así el castigo merecido. Se observa el regalo, se siente la alegría,
pero son difusos los rostros de quienes alargaron sus manos, para darte la
felicidad; puede percibirse la frescura del aire matutino, enredado en el
indócil cabello, más nunca, la hora y el
día. Patente nos recrea la primera cita escondida detrás de la histórica
capilla (derruida por manos impías), con la niña de trenzas y manos
temblorosas, pero la nebulosa estela de tiempo, no permite ver a donde fue.
Escuchar se puede en la caverna de las añoranzas por instantes, el golpe seco
de la bola contraria a la nuestra al volverla trisas, más se pierde en un
recodo el rostro y la carcajada del antagonista. Son perversos esos espacios
vacíos de la remembranza, crean dolor, angustia y atormentan el embeleso del
disfrute de revivir estampas del ayer; es como sí aún libro ameno, le faltaran
hojas. Puede ser, que al narrar lo vivido a nuestros descendientes, sin querer
mintamos al acomodar los hechos.
Qué estarán pensando
El pensamiento
manifiesta con relativa claridad, que aquel hogar estaba sembrado de flores en
la parte de atrás, que un día se partió de la ancestral Rionegro, cuna de
historia, para llegar a la tricentenaria Copacabana; existe el vacío del cómo y
en qué se hizo la movilización. Pasado ese abismo, reaparece otro cuadro en que
se ve una plaza empedrada en que campean aves de corral, una fontana con unos
patos inertes, que arrojan agua por sus picos de cemento, bordeada de mangas y
silencio interrumpido por las campanas sonoras del reloj incrustado en la torre
de la iglesia ¡Lo doloroso hoy, es que no recuerdo, lo que pasó ayer!
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