CANSANCIO
Creo que
desde que murió Indalecio gu’ en que se dio el primer paso sobre la tierra, se
ha dicho, manifestado, proclamado, eso sí, no se sabe si con razón: “Qué lo que
es moda no incomoda;” por ratos se traga
el versito otras, se entiende como una forma de buscar en la masa la aceptación
al error cometido o que se piensa ejecutar o de volver la acción (como dicen
ahora) “viral”, para pasar inadvertido y aquel que se aparte del conjuro es
visto cual cavernícola, retrogrado, que al apartarse de la virulenta usanza, le
puede acarrear agresiones, agregándole a esto, una muerte ante la ‘sociedad’
correligionaria de la nueva moda.
No se puede
dejar de admirar algunas que se quedaron casi para siempre, tal es el caso de
la minifalda. Resultó por allá en la calenda en que se estaba despegando a la
etapa del onanismo, que no es otra que la pubertad ¿Qué era aquello? Las diosas
de la creación se despojaron de la ingenuidad, empezaron a mostrar lo que
guardaban sagradamente para después del himeneo; aquel destape fue causante de
accidentes, traumatismo en la vida cuotidiana de las parejas, ojeras
prolongadas en los mancebos, tropezones entre los transeúntes. Fue una
apoteosis de piernas torneadas y corta tela. Por eso no se le ve gracias a la
moda de salir del clóset.
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