MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 31 de mayo de 2017

REENCUENTRO CON LOS PADRES


ALTARES CASEROS

Sabía que aquello había sido un sueño, pero la quimera logró hacerlo tan feliz. Era inaudito ser verdad. El ensueño logró por entre esa nebulosa del subconsciente, estar el instante necesitado con los seres inmensos que el hada de la suerte, dejó descargar con la suavidad de una pluma en el remanso del hogar. Alcancé a escuchar: “Viejo, ¿querés café?” Y contundente respuesta: “¿Vieja, cómo te diste cuenta?” Las ventanas de la nariz empezaron a llenarse del aroma de las bifloras y olor a tierra de jardín. Al oído por el nervio auditivo, los ladridos de Mirto el perro compañero de juventud, a Pepe, el gato, admiración de los transeúntes, raro ejemplar de una especie común. De pronto se escuchó más hacia adentro, el chorro del grifo y el sacudir de platos al lavarlos con jabón de barra Camel, en las manos pomposa de la generadora de vida, mientras en la parrilla el café empezaba hervir. La vida, la creí que se escapaba, cuando aquellos ojos picaros se posaron en la anatomía de quién se alimentó de sus senos. Era ella. Nítida. Amaba al limpia piedra.
Una tos pasmosa le hizo voltear, en aquel mueble recostado a la pared, bautizado el nido, estaba la cabeza cana reclinada sobre un cojín mirando el verdor de jardín; corría la tira de las cargaderas con una mano, mientras la otra entraba al bolsillo, para extraer el cigarrillo que empezaba a arder, después que el fuego de la lumbre lo había iniciado. Expulsó con fortaleza la bocanada de humo y la mirada verdosa observaba la fascinación en que estaba aquel hijo que había resuelto venir de visita, cuando el hogar se quedó solo y ni el eco de sus pasos se escuchaba y menos los de la vieja, que se dedicó a llevarle el tinto sin moverse. Lo ejecutaba con el poder del amor.  


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