MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 1 de enero de 2020

LA VOZ DEL ANCIANO


COPACABANA FOTO HÉCTOR BOTERO


En una estrecha calle tapizada de adoquines, algunos arbustos y frentes coloridos, unos transeúntes se iban arremolinando alrededor de un anciano. Sintió él también curiosidad y se fue acercando. El longevo personaje demostraba el cansancio de los años; un sombrero negro tapaba los suaves hilos blancos del cabello, a la vez, que mitigaba del sol el rostro cuarteado por la dureza de la existencia; vestía humildemente, pero con dignidad. Unas sandalias de cuero crudo, amortiguaban los pies de la inmensidad del camino. La voz cansada pero firme empezaba a describir la historia de un país como tantos, pues, no determinaba a uno especial. Mientras hablaba las manos lo hacían con ese abecedario de lo histriónico: “En las escuelas la orden era enseñar a los párvulos, el himno, la bandera, historia de sus ‘héroes’, los límites que lo separaban de otros estados. Ellos (los maestros), se desgañitaban en las aulas para que los inocentes niños, se aprendieran de memoria aquellas historias, que el tiempo iba mostrando que lo impuesto no era la verdad. En las aulas no podía faltar el crucifijo y una que otra imagen de alguno escapado del santoral. La escuela, era también el inicio de la agresividad en los niños, ahí, se iba aprendiendo que luchando es que se sobrevive. Había violencia buscando entrar de primero a los “cuarticos” (los orinales.”)
 En setentón alzaba el sombrero con una mano y con la otra se rascaba la cabeza, mientras la mirada se notaba incrédula al ver que el lugar se había colmado de todo tipo de personas, esto lo motivo a continuar describiendo sus vivencias: “Decía qué algo heredado desde los recónditos ancestros de los primeros pobladores, indígenas, negros y blancos, tendrían la culpa del legado de irascibilidad, odio, rencor de que hacemos gala en cada acto; sí, aquellos errores le agregamos la envidia, ambición desmedida, mentira y deseo infinito de poder, encontramos el paradigma que hace que el país se anacrónico, supersticioso, fanático y propenso a la violencia para alcanzar las metas. Esa mezcolanza es el crisol en que el pasado concertó la barbarie del presente. Banderas desteñidas con azuzadores de oficio que rociaron de sangre los campos, en vez de semilla; Fulanos vestidos con camuflaje detrás del poder, aristócratas de corbata que se empachan de signos pesos, de que es escaso el pueblo.” El anciano calló y dejó ver una lágrima, tosió y continuó: “El hartazgo hizo producir la arcada. El asco de los que bostezan de hambre fue ver la paloma de la paz con sobre peso, sin poder alzar el vuelo.” Un parecido estaba en su pasado, en 1948 en Copacabana estallaron un taco de dinamita en el local del anciano que le vendía las bolas y los trompos.  
Alberto.        


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