MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

martes, 1 de septiembre de 2015

LA RAZÓN DE VIVIR


Años entre la naturaleza

El peso de los años, iban carcomiendo la vitalidad de los seres queridos, los padres. Uno a uno se fueron yendo y el último suspiro, se quedó gravado en tallas perpetuas en el corazón. Son imborrables. Los vacíos dejados eran insondables. Una oscuridad terrible cubría la casa; la paredes era frías, el jardín familiar perdía su verdor, las flores estaban apolilladas, las abejas se alejaron al no percibir el néctar. El viejo radio calló para siempre al no encontrar quien lo escuchara; en la puerta no se volvieron a oír los toques de vecinos que llegaban a compartir vivencias; las ventanas se serraron al paisaje y los rostros no volvieron asomarse por los postigos. La soledad, llegó para quedarse y las quimeras ocuparon los espacios, nada volvió a ser igual.  
Sé posó una mirada postrera por la querencia, para retener en la memoria los bellos instantes vividos, no olvidar que allí dormitó la serenidad, la enseñanza, el amor y la paz. Serró el portón y guardó la llave, caminó despacio sin mirar atrás, sabía que era la última vez…Aquel sufrimiento lo iba amortiguando la batalla emprendida con la llegada de nuevas existencias, procreadas con amor en el vientre de la mujer amada; esos hijos, sin saberlo, fueron el oasis que refrescó la jornada, mitigando con sus risas, travesuras y porqués, los recuerdos de épocas doradas. Las lágrimas pasadas se embriagaron con los nuevos rostros inquisidores. 

Niña relajada

Los amaneceres dejaron de ser sombríos, pues, se anteponían las risas en los rostros angelicales, que llegaban al tálamo matrimonial en busca de calor o a escuchar historias narradas de tiempos idos, en las que no podían faltar, las epopeyas de los ancestros  arrieros, que a lomo de mula, hicieron patria; dejando en cada fonda tatuada con el filo del hacha, la honorabilidad, el valor, la responsabilidad, el espíritu de conquista que guardaban en uno de los bolsillos secretos del carriel, junto con la carta de la mujer amada.
Algo de eso quedó acuñado para siempre, en el transcurrir de sus vidas.    


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