Foto: AMV."Los viejos dan buenos consejos porque ya no pueden dar malos ejemplos". (?)
Uno ve con tristeza el desaparecer de los periódicos, la radio y en las conversaciones normales de la gente, palabras que años atrás eran tan comunes; quedan rotuladas como arcaísmos. El leer, se ha convertido en algo dificultoso. Los escritos está llenos de abreviaturas, siglas y tantos otros recortes, qué el que no tenga un diccionario especializado en el tema, se queda -mamando-; claro está, que los mayores perjudicados son los viejos, ellos no han entrado en la moda de Chévere, continúan usando palabras castizas con las que nacieron y los maestros los educaron. Existen tantas preguntas en el socavón del cerebro que sólo sirven para acrecentar el dolor del tiempo pasado. Oír hablar a los jóvenes, es quedar perdido, no sé es capaz de entenderlos, pareciera que se está en otro país con diferente lengua a la de Cervantes.
Foto: AMV.
¿Por qué ya ni los vientos son iguales? En las montañas, valles, pueblos y ciudades pasaba acariciando la suave brisa los rostros de los niños y los ancianos absorbían el aroma de flores que traía desde las cordilleras; a cada cuadra, cambiaba de olor lo mismo que de frescura, era como sí quisiera darle gusto a todos.
Se han perdido las muñecas de las niñas, yacen inertes y empolvadas en el rincón más olvidado. ¿Eso para qué? ¡Ya son -madres-¡ El hijo no recibe la caricia tierna, se cambió por el golpe de lo indeseado y la frustración.
Caos, caos y...más caos. ¿Sí vamos evolucionando tal como lo gritan los que tienen la sartén por el mango? ¿O serán embustes con los que se quiere tapar la involución que nos está llevando de nuevo a la edad de los cavernícolas?
El poeta de la raza como se le conoce a Jorge Robledo Ortiz, dijo en su poema: Si quiera se murieron los abuelos:
(...) Si quiera se murieron los abuelos
creyendo en la blancura de los cisnes.
Hubo una Antioquia de himnos vertícales,
de azadas y clarines.
Un pueblo que veía en las estrellas
dorados espolines. (...)